sábado, 3 de febrero de 2018

Gracias

a mi hija Natalie


Yo soy un mulo viejo, terco, cansado,
y vos, amiga,
la belleza que tira de mí.
Cada uno cumple su papel.
Yo, el de ver al castillo cada vez más lejos,
vos, el de susurrarme al oído "no nos falta nada".
Vamos, sin embargo, juntos por este camino pedregoso.
A veces, el viento trae el aroma de tu cuerpo hasta mi nariz,
entonces, cometo el error de tener esperanza.
Y digo: gracias, gracias por insistir.