sábado, 22 de julio de 2017

Una damita


Ciro sin mí,
terminó la carrera, se hizo hombre,
mejoró los modales, aprendió inglés,
compró móvil,
tomó pastilla para el colon, respetó semáforos,
usó cinturón, cuchara y tenedor,
servilleta y posavaso, camisa y prendedor,
dejó las riñas callejeras,
conoció a una damita que le quitó las gafas,
lo acostó tres veces, en la tercera lo embarazó,
se lo llevó a Ecuador (cerca de Plumas Verdes)

y nunca, pero nunca más,
nos subimos a la higuera, a pasar las horas,
comiendo, fumando, 
callando.

Carl

Entre varios, alquilamos un dpto para Huncke en NY,
elegimos una linda vista.
Lo visitábamos cada tanto, hablábamos de Carl 
(en medio de borracheras).
Mirándolo a los ojos, me preguntaba cuándo moriría.
Me dió el  gusto el ocho de agosto de 1996;
fui el primero en llegar hasta su cuerpo, le corté el meñique 
y me lo tragué.

No ibas a quedar ahí, amigo, ¡tan horizontal y tan frío!;
vos que tuviste el placer de comerte a Orlovsky,
yo tuve el placer de comerme a los dos, subirme a un jet 
traerlos al sur del mundo.

El resto de tu cuerpo respetó tu poema
y agradeció a los pájaros.

miércoles, 19 de julio de 2017

Tú, Ramón


Ramón, tú que yaces en el fondo del tibio mar caribeño, 
que te esparciste en miles de partículas, 
en cientos de kilómetros, que cada una contiene a tus ojos, 
con los que miras a través del agua transparente. 
Ramón, qué ves?           
Lo que querías ver?       
Las ballenas en la noche? 
Los cardúmenes plateados por la luna?    
Los cascos de las pescadoras?                   
La lluvia estallando en la superficie?                 
Qué ves con esos ojos, los que me miraron fijo 
un domingo en tu casa y me dijeron: 
"Cuba, llevenme a Cuba y déjenme ahí"                  
Ramón, tú que yaces lejos nuestro,
que a veces pareces indiferente,
sólo querernos saber qué ves, cómo estás, 
cómo te sientes, sólo eso.