Estoy diciendo "qué más da" más de la cuenta;
mis ojos tienen una excusa para reventar cada noche:
un novelón, una película de amor imposible, un resumen de cambio climático, el estado actual de migraciones, un encuentro tardío, etc, etc, etc.
Usted, que lo adivina todo, adivine esto:
un doloroso cansancio me aparece en los hombros cuando estoy sentado y en el resto del cuerpo cuando me acuesto;
estudio al que me habla, en vez de escucharlo;
perdí la memoria a corto plazo, perdí el deseo de sentarme a "contar", perdí a gente valiosa, perdí.
Salgo a la calle por la mañana solo si tengo bien enganchada a mi espalda a la locomotora de 10 toneladas + leña;
vendo los poemas en una fábrica de pastas; a 20 los cortos, a 40 los largos (las viejas se van felices).
Estoy dejando crecer a esa planta entre el yuyal; le hice un espacio,
¿quién sabe? con suerte será una zarzamora (espinosa y dulce).
Era octubre de 1976 cuando se ofreció tan hermosamente
mientras yo ignoraba su necesidad.
Estoy diciendo "qué más da", más de la cuenta.
Se que a usted se lo puedo contar.
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