miércoles, 25 de octubre de 2017

Sobreviviéndote


Acá sigo, sobreviviéndote,
y no tengo nada extraordinario que contarte,
nada por lo cual debas desatender tus asuntos allá,
no se dónde.
Tal vez sí preguntarte algo de la artrosis,
detalles sobre el reglamento del truco,
pequeñeces de la vida del abuelo,
en fin, pavadas con las que solo te aburriría.
Nada significante pasó en el mundo desde que te sobrevivo,
después de ese fatídico 48 que había pensado copiar
y que tan hábilmente me hiciste superar.
Nada en esta planicie de cosas iguales,
de pantallas iguales, de gentes iguales,
de mares iguales en fondos de pantallas de gentes iguales.
Tal vez, digo, pregunto, un indicio sobre el "laberinto mujer",
tu Sheaffer, el líquido para limpieza de escopetas,
las promesas.
De mi lado no tengo nada
nada por acá, donde hace rato que con los ideales
no hacen más que refregar las veredas.
Desde que vos no estás y yo sí estoy
algunos árboles han decidido mantenerse hermosos
de copas grandes y frutos esporádicos,
da gusto verlos acompañar, tan padres ellos,
a los chicos, que bajando de la escuela,
no paran de molestar
(por lo que veo necesitaría más que una sola noche de insomnio
para preguntarte cosas)
Los arroyos de los campos en que cazábamos están muy secos, 
graniza seguido, casi no quedan terrenos baldíos donde jugar,
el mar, que a juzgar por su aspecto exterior no ha sufrido cambios,
está lleno de bolsas de polietileno.
Carrefour, Easy, Walmart y Sodimac nadan junto a los delfines.
No mucho más pasa en esta extraña sobrevida.
Tal vez vos ya sepas en que termina todo esto,
eso espero.
Sería bueno preguntártelo, si.
¿Dónde está tu paleta de pelota,
el tanque de la Gilera, mi colimba, Las Malvinas,
y tus ojos mirándome crecer siempre, siempre?

1 comentario:

  1. Muy personal... cuanto dolor!!! Espero lo hayas superado... el tiempo todo lo cura...

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